jueves, 24 de enero de 2013

La Media Cancha


La (Improbable) Reportera Deportiva Del Diario Reforma
Por Miguel A. Dávalos
Jocelin Flores está sentada junto a la ventana del café. Antes de entrar a conversar con ella, trato de observarla un poco: atenta al paso de los peatones, avienta hacia atrás de su oreja el cabello rubio y mira hacia arriba, pensativa, antes de escribir algo en una libreta amarilla y oprimir los botones “play” y “pause”  de su grabadora de voz.
Desde lejos, su cuerpo delgado, sus ademanes delicados, su imagen típica de licenciada en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Iberoamericana hace pensar que es cualquier tipo de reportera, menos deportiva… y mucho menos una especialista en el futbol mexicano.
La observo unos minutos más y pienso la primera pregunta ¿qué hace una mujer como ella, 27 años, alumna de una de las universidades privadas más caras del país, reporteando en un ambiente dominado por los hombres y entre sudor, vestidores y balones para la sección “Cancha” del diario Reforma?
-   Empecé en esto porque siempre quise hacerlo. Desde niña me gustaba el fútbol  mi papá me enseñó a jugarlo, aunque a mi mamá no le gustara. No era tan buena, así que mis hermanos me dejaban en la banca y él único trabajo que me daban era narrar el juego. Eso sí hacía bien y me entró la cosquillita por ser periodista deportiva.
-   ¿Y nunca se fue esa inquietud?
-   Jamás, al contrario: creció, se hizo mayor, y cuando entré a la prepa sabía que quería ser periodista deportiva. Ninguna amiga mía hizo eso: incluso, las que estudiaron conmigo la carrera, se hicieron publicistas, es decir, el curso natural femenino (dicen los hombres) para las comunicólogas.
-   ¿Ser mujer lo hizo más difícil?
-   No sé si más difícil, pero sí más interesante. Tienes que demostrarle a todos que no estás ahí por rebeldía, que no reporteas en un ambiente de hombres porque quieres probarte feminista. Que lo haces porque te apasiona y porque el género no importa, sino tus conocimientos, tu escritura y tu capacidad analítica. Al final, los convencí de que yo soy la indicada y creo que cada día lo refuerzo.
-   ¿Cómo fue entrar a reportear deportes, futbol, en un diario como Reforma, conocido por ser conservador?
-   Entré por el taller de redacción que hacen anualmente; quedamos 20 de unos 900 aplicantes y después del curso nos pidieron a tres quedarnos a hacer pruebas. Yo, afortunadamente, caí donde quería: Cancha. Y trabajé dos años como auxiliar de la sección, es decir, contestando teléfonos, imprimiendo boletines, armando agendas. Fue difícil, porque yo quería reportear de inmediato, pero sin esos dos años de aprender viendo, tal vez hubiera cometido tantos errores que me hubieran corrido al primer mes.
-   Te pregunto de nuevo, ¿qué el diario sea conservador hizo difícil que reportearas deportes?
-   Siempre me di mi lugar. Y nunca pensé al diario como un lugar conservador. Conservador, liberal, de izquierda o de derecha, yo iba a trabajar.
-   ¿Cómo pasaste de auxiliar a reportera?
-   Un día, un colega anunció su salida del diario. Iba a hacer una maestría fuera de México y dejó la vacante. Yo inmediatamente subí con mi jefe, levanté la mano y pedí ser considerada. Me dijo: “si no lo hubieras subido a mostrar interés, no te hubiera considerado… aunque fueras buena”. Y así fue: un mes después, ascendí a reportera y me quedé con la fuente de la Federación Mexicana de Fútbol y, por consiguiente, la liga, el torneo, todo.
-   ¿Hay algo por lo que estés particularmente orgullosa de tu trabajo?
-   Todos los días me siento orgullosa de lo que hago; a veces hago las cosas mejor que otros, pero siempre trato de ponerle el 100%. No siempre haces una primera plana, pero sí tratas siempre de echarle ganas. Eso me gusta y, siendo franca, también me da orgullo ver las salas de prensa, ser la única mujer ¡y ganarles la nota!
Jocelin frunce el ceño. Estoy a punto de preguntar otra vez, hasta que tache en mi lista las otras seis interrogantes que quedan, pero se levanta súbitamente. De nuevo: cabello detrás de la oreja.
-   Perdóname, debo irme. Espero que no te moleste, ¿ya tienes todo lo que necesitas?
-   Sólo una más: ¿qué harás hoy?
-   Hay conferencia de prensa en el Club América; ya sabes, grilla. Y escribir mucho. Muchísimo.
Me da la mano. Guarda la libreta y la grabadora de reportera. Se despide con un beso y con una experta coquetería, como un cliché de las comunicólogas de la Universidad Iberoamericana. Pero me queda claro que Jocelyn no es ningún cliché.

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